En tu vida diaria puedes encontrarte con muchas situaciones que aumentan tu tensión arterial. Puede ser quedarte atascado en un atasco, tratar con un hijo regañón, o con un jefe difícil, y muchas más. A veces necesitas mostrar un poco de ira para hacer las cosas de forma correcta. Pero cuando va más allá de un nivel saludable, entonces se convierte en una preocupación.
La ira es una emoción sana y normal cuando se trata de forma positiva. Si se descontrola, puede destruir tu salud, tu carrera y tus relaciones. Por eso es muy importante aprender a gestionarla. En este artículo te daremos consejos sencillos y eficaces para calmar tu mente y domar tu mal genio.
¿Qué es la ira?
La ira es una forma distorsionada del amor. Es un sentimiento que surge cuando algo de lo que más queremos no sucede. Al igual que el amor, nadie nos ha enseñado a sentir y expresar la ira. Todos hemos sentido esta emoción desde que éramos niños. El ejemplo más común es cuando un niño grita y se pelea cuando alguien le arrebata su juguete.
A medida que envejecemos, maduramos y aprendemos formas de manejarlo de manera responsable. Todos nacemos diferentes, algunos están dotados de un autocontrol natural, otros tienen que cultivarlo. Algunos son muy pacientes y muy resistentes a la ira, mientras que otros pierden la estabilidad mental y la paz de un plumazo.
Signos de ira
Sentir ira es natural y a veces importante para mostrar a los demás que se mantengan dentro de sus límites, y no nos den por saco. También es necesario que un padre muestre un poco de ira a su hijo para que se mantenga obediente y disciplinado. Cuando la ira se utiliza de forma positiva y sana, resulta beneficiosa. Sin embargo, sin autocontrol, la misma ira puede convertirse en destructiva por naturaleza.
He aquí algunas señales que te indican que necesitas controlar tu ira.
- Falta de control de tus propias emociones
- Te sientes arrepentido después de expresar ira
- Te involucras o tienes sentimientos de violencia física
- Sueles discutir con los demás
- Eres impaciente e impulsivo por naturaleza
- La gente te encuentra irritante, o una persona de mal genio
Si te identificas con algunos de los signos anteriores, entonces definitivamente necesitas aprender a controlar tu ira. Estas personas también experimentan algunos síntomas físicos en forma de hipertensión, problemas de sueño, dolencias cardiacas, aumento del consumo de sustancias, dolores de cabeza, sistema digestivo lento.
¿Cuál es la necesidad de controlar la ira?
La ira, en su fase inicial, se siente como una leve irritación. Este sentimiento, cuando supera el nivel de tolerancia de una persona, adopta la forma de una ira intensa. La ira no es del todo mala. También puede ser positiva. Uno de los ejemplos de ira positiva es cuando se utiliza con fines constructivos, como defender una causa social.
A pesar de ser positivo, su nivel debe controlarse. Cuando no se controla, estos sentimientos contribuyen a un comportamiento agresivo, como autolesionarse, o dañar a los demás mediante críticas en público, difundir rumores falsos con intención de difamar, amenazar, maltratar emocional y físicamente, e incluso violentar. Demasiada ira trae mala reputación en la sociedad y causa daños importantes a tu salud. Si esta situación persiste durante mucho tiempo, puede provocar dolencias potencialmente mortales, como infarto de miocardio, apoplejía, diabetes, hipertensión, etc.
Así pues, hemos visto que el exceso de ira no hace ningún bien a la persona. Pero cuando la persona carece de autocontrol y de control emocional, estalla en cólera sin darse cuenta y causa un desastre para todos. Esto ocurre porque la persona carece de autoconciencia, y se deja llevar sólo por sus emociones.
Pierde la capacidad de distinguir entre el bien y el mal. Cuando una expresión de rabia tan intensa, de forma malsana, se produce con bastante frecuencia, puede pasar factura a la vida física, emocional y social de una persona.
Las personas que tienen mal genio y carecen de control emocional, y de conciencia, necesitan urgentemente aprender formas de controlar su Ira. Así pues, aquí estamos, con una lista completa de estrategias beneficiosas para controlar la ira, a fin de superar este problema y expresar tus sentimientos de forma saludable.
Maneras de controlar la ira de forma saludable
Antes de aprender las habilidades para controlar la ira, hagámonos una idea de lo que es el control de la ira. No es que no debamos enfadarnos nunca. Cuando vivimos en esta vida llena de desafíos, debemos aceptar los ataques de ira, pero ser lo bastante sabios como para manejarla de modo que no nos perjudique a nosotros mismos ni a los demás. La reacción a la ira trae miseria y arrepentimiento. Ser consciente y emprender acciones constructivas te ayudará a seguir siendo productivo y positivo.
No existe una única estrategia para afrontar la ira. Necesitas emplear distintas estrategias en distintas situaciones. No puedes ganar siempre con una discusión. En algunos casos, necesitas expresar tus emociones de forma asertiva y no agresiva. Cuando se trata de relaciones personales, puede que necesites calmar tus emociones, o incluso reprimirlas.
Dirige tus pensamientos hacia la búsqueda de una solución positiva a un problema. Esta determinación de mantener la calma a pesar del calor del ambiente y no prestar atención a la negatividad, te hace tan fuerte e inquebrantable por dentro. Ésta es la verdadera fuerza. Tal control y estabilidad emocionales fomentan la salud y el bienestar general de la persona.
1. Identifica los desencadenantes
Algunas personas se enfadan cuando se enfrentan a determinados tipos de condiciones. Puede ser esperar a que se despeje el tráfico, encontrarse con comentarios sarcásticos, cuando la comida cocinada no está a la altura, un comportamiento irrespetuoso, cuando tus subordinados vuelven a cometer los mismos errores, cuando no te dan la máquina para hacer ejercicio en el gimnasio, etc.
Todas estas situaciones pueden acortar fácilmente tu mecha. Una vez que identifiques estos desencadenantes, tienes que encontrar la manera de evitar el arrebato y afrontar la situación con calma y serenidad.
2. Presta atención a tu cuerpo
Cuando te encuentres con algún desencadenante, tienes que ser consciente de tu cuerpo. Estate atento a señales como temblor de manos, palmas sudorosas, corazón acelerado, respiración entrecortada, cabeza que se calienta, etc. Cuando sientas este tipo de actividades en tu cuerpo, es cuando tienes que darte cuenta de que debes calmarte. Observa tu sensación, haz respiraciones largas y profundas y relájate. Hazlo durante unos segundos y verás que la intensidad de tus emociones disminuye.
3. Piensa siempre antes de actuar
La ira puede llevarte a hacer cosas de las que luego te arrepentirías. No te guíes sólo por tus emociones. En el calor de la ira, puedes decir o hacer varias cosas que pueden herir los sentimientos de otra persona. Por eso es importante que te tomes unos segundos para pensar antes de actuar.
4. Céntrate en las soluciones
Una vez que hayas calmado tu cuerpo, ahora tienes que actuar de forma sana y productiva para afrontar esta situación. Opta por exponer tus opiniones de forma asertiva. No pretendas herir a los demás. Sólo debes centrarte en exponer tus puntos de vista de forma directa.
5. Limítate a las afirmaciones «yo
Cuando nos enfadamos, la mayoría de las veces utilizamos más frases del tipo «Tú» para responsabilizar a la otra persona de habernos enfadado. Es esencial evitar la culpa y la crítica, pues sólo empeorarán la situación. Se aconseja utilizar frases «Yo» para explicar la situación.
Hay que ser preciso y respetuoso. En lugar de decir «No me ayudas», puedes decir: «Me molesta que no me ofrezcas ayuda mientras hago los deberes». Esta última afirmación explica la situación sin criticar.
6. Utiliza el humor para aliviar la situación
Otra cosa que te ayudará a calmar la ira es tener un poco de humor. Algunas personas tienen la capacidad de añadir humor para rebajar la tensión y evitar que te hagan daño y te arrepientas. Esta técnica puede utilizarse en cualquier lugar para aligerar el ambiente y restablecer la paz en las relaciones.
7. No te aferres a la amargura
Guardar rencor te perjudica. No va a reducir la ira. La persona que te desagrada ocupa un espacio de alquiler en tu mente. No tienes libertad frente a él/ella. Cada vez que aparezca, empezarás a tener los mismos sentimientos de ira. No tiene fin. Perderás energía, humor y salud por guardar rencor a esa persona.
El mejor antídoto contra el rencor es el «Perdón». Es una herramienta poderosa. Cuando perdonas a alguien, notarás ligereza en tu corazón. Incluso puede ocurrir que ambos os deis cuenta de vuestros errores y aprendáis de ellos. El perdón trae paz, e impulsa tu relación. Mientras que la ira libera sentimientos y emociones atados de forma destructiva, el perdón lo hace de forma constructiva. Se centra más en la aceptación de los defectos del otro, y en mantener la paz dentro de nosotros mismos, y en la relación.
8. Encuentra una fuente para desahogar tus sentimientos
A veces, resulta muy difícil contener los sentimientos en nuestro interior. No conseguimos aclarar la situación. Sentimos que la gente nos ha hecho daño y se ha aprovechado de nosotros. Si te sientes impotente y no encuentras la manera de afrontarlo constructivamente, en lugar de quejarte y refunfuñar a la otra persona, busca un amigo en quien puedas confiar y comparte tus sentimientos. Cuando expreses tus sentimientos con el amigo, sentirás luz en tu interior, y elaborarás una solución o disminuirá tu enfado.
9. Emprende alguna actividad
Una de las mejores formas de sobrellevar la ira es realizar alguna actividad física. Cuando estés enfadado, notarás inquietud y una oleada de energía para ir hacia la persona y desahogarte. Esto puede tener consecuencias peligrosas, como el fin de una relación de toda la vida, etc. La mejor solución es tranquilizarse en ese momento y realizar alguna actividad.
Tómate tu tiempo para evaluar la situación y averiguar cómo puede resolverse positivamente sin causar ningún daño ni arrepentimiento. La mejor forma de hacerlo es ir al gimnasio. Si no tienes un gimnasio, hay otras formas de quemar la energía destructiva, como dar un paseo a paso ligero, hacer yoga, saltar a la comba, correr, etc.
Te encontrarás relajado y en control de ti mismo. Es el momento adecuado para analizar la situación y pensar en ella de forma productiva. El ejercicio regular reduce el estrés y aumenta tu tolerancia a la frustración. Pruébalo y verás los resultados.
10. Planificar una salida
El estrés es una de las causas de la ira. A veces, estamos tan apretados en nuestra agenda diaria que no podemos dedicarnos tiempo a nosotros mismos. Nos pasamos todo el día cumpliendo funciones en el trabajo y en casa. Necesitas pequeños descansos para recargar las pilas.
El tiempo libre no es sólo para los niños, sino también para los adultos. Así que, cada año, planifica al menos una o dos vacaciones para relajarte y ponerte en contacto contigo mismo. Pasa tiempo de calidad con los miembros de tu familia. Las vacaciones desempeñan un papel importante en el plan de control de la ira.
11. Prepara tu propia Estrategia para Calmarte
Cada persona es única, y también lo son sus formas de afrontar el estrés. De ahí que las formas de controlar la ira puedan ser diferentes para cada uno. Crea tu propia estrategia para calmarte y relajarte. Averigua qué cosas te tranquilizan y cambian tu estado emocional actual.
Puede ser un cuadro o una fotografía que te guste ver, cualquier plato que te apetezca comer, cualquier música que te apetezca oír, cualquier perfume que desees oler, o cualquier audio o vídeo espiritual que pueda tranquilizarte.
Consigue un teléfono y guarda en él música tranquilizadora, como meditaciones guiadas, discursos espirituales, ejercicios de respiración rítmica lenta, etc. Siempre que te sientas estresado, puedes escucharlos para aliviar tus niveles de estrés.
12. Conseguir ayuda profesional
Si te enfrentas a problemas extremos de ira, que no se pueden controlar con los consejos anteriores, entonces se aconseja buscar ayuda de un profesional. En los casos en que una persona tiene problemas de salud mental, necesita ayuda profesional para controlar su ira.
El trastorno de estrés postraumático es una de las afecciones en las que se asocia a una persona con arrebatos agresivos. Los trastornos depresivos pueden provocar irritación y hacer que sea más difícil de manejar. También es necesario que descubras cualquier problema de salud mental existente que pueda obstaculizar la capacidad de controlarlo.
Tienes que acudir a un médico y hablar con él sobre tu comportamiento y tu estado mental y emocional en ese momento. Tu médico te ayudará a averiguar los problemas subyacentes, como la salud física, como la hipertensión, traumas emocionales pasados y otros problemas que contribuyen a este problema.
En función de los resultados, si considera que necesitas asistencia en salud mental, puede prescribirte terapia y sesiones de control de la ira para resolver el problema de raíz.
Conclusión
Todos hemos experimentado la ira en algún momento de nuestra vida. Igual que se necesita un poco de sal en la comida, también se necesita un poco de ira en la vida. Sin embargo, cuando va más allá de los niveles saludables, entonces crea un desastre. Antes de que esto te ocurra, es muy importante que aprendas y pongas en práctica estos consejos eficaces para controlar la ira y mantener el control sobre ti mismo.
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